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El creador de infantes

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noisulivone's avatar
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El creador de infantes


Las madres suelen dar consejos a sus hijos que terminan siendo útiles para el resto de sus vidas, pero hay ocasiones en que sus palabras parecen advertencias vagas o fantasiosas. Mi madre solía decirme que el diablo podía tomar cualquier forma, incluso la menos esperada, con tal de explotar las debilidades humanas; tenía que estar siempre alerta. Durante los años de mi infancia creí que solo era una expresión para que tuviera cuidado, nunca me imagine (a mi corta edad) que se hiciera realidad de una forma tan literal: un día apareció el diablo en mi pueblo natal bajo el nombre del Doctor Roberto Coss.

Era verano, finalmente habían terminado las clases y no había otra cosa que deseara más que ir al parque a jugar con mis amigos, pero mi madre tenía otros planes; me obligó un día a acompañarla a la tienda de abarrotes para comprar la despensa de la semana, ya que necesitaba manos extras. Mientras cruzábamos el parque hacía la tienda, yo me debatía mentalmente las acciones de mi madre: ¿Por qué no compraba las cosas que necesitaba día por día? Y otras niñerías.

En cuanto a ella, le llamó la atención una multitud que se agrupaba frente al kiosco del parque.

Nos acercamos a la gentío que prestaba toda su atención a un hombre vestido de blanco y rojo, con un gran sobrero azul, que los invitaba a acercarse y a escuchar sus palabras. Era un hombre alto y delgado de rostro confiable, ojos vivos y sonrisa ancha. Detrás de él, en el kiosco, había una gran manta blanca cubriendo una estructura más grande que un refrigerador.

– ¡Señoras y señores! –dijo  –. ¡Por favor préstenme un momento de su atención y les prometo que serán muy bien recompensados! ¡Yo soy  Roberto Coss, medico! ¡He viajado por mucho tiempo, visitando pueblo en pueblo, mostrando mi más grande descubrimiento! ¡Escuchen mis palabras con atención: si el cansancio los aqueja, las obligaciones los atormentan, el temor del futuro y la vejez le quitan el sueño; sienten que ha desperdiciado su vida, que los mejores años se le han escapado de la manos, solo piensa en lo aburrido y tedioso que son su días, han hecho muy bien en acercarse a mí!

>> ¡Les traigo ustedes… a su pueblo, la solución a todos sus problemas, temores y malestares! ¡Una maquina milagrosa de propia invención! Acaso se preguntan: ¿Si es tan maravillosa que hace en este pueblito? ¿Por qué no mostrar este invento en la ciudad? ¡La verdad, señora y señores, lo intente! ¡Pero mis adversarios vieron su genialidad he intentaron detenerme, incluso robármela! ¡Es por ello que estoy aquí, mostrándosela a la gente que más la ha de necesitar, de eso no podrán pararme! ¡Damas y caballeros, es un gusto para mí presentarles por primera vez… mi orgullo… una revolución tecnológica…!

Estiró su brazo, sujetó la manta y de un solo tirón descubrió un extraño aparato:
– ¡… el creador de infantes!

No me había equivocado, era como un refrigerador con dos puertas (anterior y posterior) y perilla común de cerradura. Largas mangueras le salían del techo, hasta tanques instalados a los costados. Poseía un extraño mecanismo compuesto de engranes y barras de acero que surgía o entraban al aparato.

La gente comenzó a murmurar, incluso algunos rieron. Recuerdo que mi madre estaba muy sería.

–Se lo que estarán pensando –dijo el inventor recuperando la atención de la multitud –. ¡Se que es lo que ocurre en sus pequeñas mentes! ¿Qué tontería es esta? ¿Acaso es un chiste de mal gusto? ¿En serio es un aparato milagrazo, esa cosa? ¡Puedo contestarles  todas sus preguntas con una simple frase: no dejen que esa vocecita de su cabeza los hagan perder la mayor oportunidad de sus vidas!

>> ¡Yo, Roberto Coss, medico, investigador e inventor de esta maravilla, les asegura que están aun paso de cambiar sus vidas para siempre! ¡Porque señores, este aparato es capas de convertir a un adulto… en un niño!

No sé si era por la sorpresa o la absoluta incredulidad, pero la multitud se quedo pasmada. Durante unos segundos el parque completo quedo en silencio, hasta que una señora gritó:

– ¡Lo que dice son tonterías!

Como una avalancha la gente comenzó a gruñir entre sí.

– ¡No se apresuren a sacar conclusiones, damas y caballeros! – se apresuró a decir el Dr.  Roberto Coss –. ¡Primero quiero que recuerden su pasado… sus infancias! ¡Como era ser niño! ¡Jugar todo el día, nada de responsabilidades, viviendo cada día  a su vez, la libertad, sin presiones, vivir completamente del ocio! ¡Vamos piénselo, cuando eran niños soñaban con ser adultos! ¡Ahora díganme si esos sueños se han hecho realidad! ¡¿Acaso son como imaginaban de niños?! ¡Bueno yo diere lo que no se atreven a decir! ¡No! ¡No, sus vidas no son las que soñaron de niños!

Multitud volvió a murmurar pero más entusiasmada.

– ¡Mi maquina, con tres sesiones (de precio módico, claro), hace posible el volver a empezar e incluso, nunca dejar la infancia! ¡Recuerden lo maravilloso que era volver a tener la edad de un dijito: como era jugar todo el día, pasar las tardes viendo la televisión, correr libres por el parque, lo única decisiones que tomaban era cual golosina comer primero; podías pasar días sin bañarse, tener amistades desinteresadas, y un mejor amigo cada día! ¡No importaba el aspecto o el que dirán! ¡Podías portarte mal y recibir un castigo, que comparados con los de adultos, no son nada! ¡Si acaso no lo pueden recordar, aquí hay alguien que me dará la razón!

Aquel hombre se acercó a mí (el único niño entre la multitud) se arrodilló para quedar a mi altura y puso su mano en mi hombro.

–Dime pequeño – me dijo casi en susurro –. ¿Es cierto lo que he dicho? ¿Acaso esas cosas son realidad para ti?

La multitud que nos rodeaba, me miraba expectantes, ansiosos de oír mi respuesta. El poder de convencimiento del Dr. Roberto Coss los tenía comiendo de sus manos, solo necesitaban una palabra mía para lanzarse a la histeria. Yo no lo entendía en ese momento; me volví hacía mi madre que tenía una mirada profunda y hermética, no supe que quería decirme con esos ojos, así que hice lo que siempre me pedía: decir la verdad.

– ¡Sí! –conteste sonriendo –. ¡Solo juego todos los días!

El Doctor levantó los brazos en señal de victoria, la muchedumbre estalló en gritos y alabanzas. Yo contagiado por el entusiasmo sonreía con gran ánimo, aunque mi madre se mantenía muy seria.

–Ahora díganme, señoras y señores ¡¿Quién quiere una sesión en el creador de infantes?!
Prácticamente toda la multitud se abalanzo sobre el Dr. Roberto Coss, quien reía sin parar. Mi madre me sacó de ahí casi arrastras:

–Para mañana todo olvidaran esa tontería –oí decir a mi madre mientras nos alejábamos.

Pero yo estaba fascinado con aquel sujeto y del mundo maravillo del que hablaba. Esa misma noche soñé algo único: siempre había tenido ambiciones futuras sobre mí madures (pero por las palabras del Doctor ya no sonaba tan atractivo), y por primera vez, vislumbré un futuro de ensueño en que era niño para siempre.  

Con el pasar de los años me he arrepentido profundamente de aquellos sueños pecaminosos y de mi participación en aquella histeria colectiva, que ayude a solidificar con tan solo un "sí".

Los días siguientes, de lo único que se hablaba era sobre el Dr. Roberto Coss y del  creador de infantes: había algunos que dudaban de su fiabilidad, otros trataban de difamarlo, pero la mayoría del pueblo repetían sus discursos con grandes esperanzas. Aun así, muy pocos admitían tener una cita con la maquina, era visto como un placer inmoral, que con el tiempo aumentó su popularidad; los adultos comenzaban alardear que tenían programada  una de las tres sesiones con la maquina o incluso más.

También, con el tiempo, las dudas se fueron dispersando, las quejas de los costos se fueron justificado y, los rumores de la gente ya tratada y de su supuesta nueva juventud corrían como agua. Los adultos que habían asistido a una sesión  con el creador de infantes podían asegurar sentirse más jóvenes, con energía y más libres que nunca.

Poco después comenzaron a suceder cosas extrañas: en lo parques no solo se veían a los niños jugando a la pelota, también sus padres participaban, algunas señoras oscilaban con ímpetu en lo columpios, y uno que otro abuelo bajaba de las resbaladilla. Fuera de las tiendas se juntaban padres e hijos a comer dulces recién comprados, otros presumían sus juguetes, y algunas mujeres caminaban por la calle con su muñeca tomada de la mano. No era tan grave aquel cambio al principio (me ocasionaba mucha risa), pero no duro así: pronto los niños no tenían donde jugar, los padres les arrebataban sus muñecos, la comida comenzaba a escasear,  muchas tiendas cerraron, los servicios de luz y agua comenzaron a fallar, y había cada vez más enfermos y no había atención médica.

Lo más agobiante de todo, eran los mismos adultos infantes. Su mentalidad era estrecha, además de tercos e incomprensibles tanto con los adultos normales como con los niños. Algunos mayores que se había negado a probar el creador de infantes hacían lo posible por mantener el pueblo a flote, y tratar de corregir a los adultos infantes, pero poco a poco se fueron dando por vencidos. Mi madre ya no pudo más, cuando mi padre se presentó un día en la casa con el balón bajo el brazó, anunciando a todo pulmón que esa misma mañana no había ido a trabajar por poder jugar un partido con los vecinos.

Tres  semanas después de que el creador de infantes llegara a al pueblo, este se encontraba irreconocible: la mayoría de los adultos eran infantes, las calles estaban sucias, casi no había comida ni agua, algunos lugares ya no había luz, la clínica estaba abarrotada de enfermos y heridos. Con el paso de los días el ímpetu de los adultos infantes comenzó a decaer y la infelicidad reinaba en el pueblo. En cuanto al Dr. Roberto Coss, hacía tiempo que nadie lo veía.

Finalmente (pasaron casi seis semanas) los adultos infantes comenzaron a recuperar su condición y a percatarse del engaño. Exactamente cincuenta días de la aparición del Dr. Roberto Coss, unos detectives y policías de la ciudad arribaron al pueblo, tenían órdenes de localizar y arrestar al Doctor. Catearon el edificio  donde daba citas para la utilización de su maquina, pero él ya no se encontraba ahí; hacía mucho que se había marchado con todo el dinero y, abandonado su milagrosa maquina.

Los oficiales desmantelaron el creador de infantes y revelaron a los habitantes que el funcionamiento del aparato era puramente mecánico, con la única acción de mover los engranes; sus propiedades milagrosas eran mentiras.

Al final el pueblo lo perdió casi todo, nunca obtuvimos justicia, y la mayorías de las familias quedaron destrozadas y en bancarrota, como la mía. Las autoridades confesaron que llevaban tiempo persiguiendo a Roberto Coss, y que nuestro pueblo no había sido el único en caer en esa desgracia, pero también no albergaban muchas esperanzas de detenerlo, ahora se porque: el creador de infantes no convertía a los adultos en niños, pero aquellos que cayeron entres sus engranaje eran tan ingenuos como niños y, mientras existan personas así, el Doctor y su maquina, siempre tendrán trabajo.               



Fin
Aquí les presento esta historia que escribí hace un tiempo. Es una de mis favoritas, disfrútenla.

Re-editado 28/09/2011

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PokeX's avatar
hola, me llamó mucho la atención tu cuento, me atrapó desde las primeras lineas. jaja es extraordinario el efecto placebo, al punto de ser gracioso. por favor no te molestes o te extrañe que use unas citas biblicas para comentarte por que me llamo la atencion
el consejo de madres que mencionas al inicio lejos de fantacioso me parece muy cierto y lo compruebo todos los días
"y no es de extrañar, pues aun satanas se disfraza de angel de luz" 2 corintios 11:14
y luego me pareció una buena puntada en la historia que el publo se volviera un caos con los adultos creyendo ser niños. yo hace un tiempo pense la misma contradicción al leer
marcos 10:15 "En verdad os digo: el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él." definitivamente todo sería un caos todos siendo unos niños- pensé
pero luego me cayo como un regalo del cielo jaja que la biblia se abriera magicamente en 1 corintios 14: 20 como una respuesta "Hermanos, no seáis niños en la manera de pensar; más bien, sed niños en la malicia, pero en la manera de pensar sed maduros."
bueno solo queria compartirlo, independientemente de tu relacion con dios creo que de toda la historia se pueden sacar buenas lecciones de vida.
gracias por el cuento
saludos